En el corazón de Andalucía, perteneciente a la provincia de Málaga, se encuentra Ronda.
Situada entre las ciudades más visitadas de Andalucía, este enclave ha sido testigo de la historia y de cómo ella la ha convertido en un interesante mosaico de pueblos, leyendas y rincones para no olvidar. Ofrece un amplio abanico de posibilidades culturales y de ocio. Si quieres conocerla un poco más, pincha en el botón y adéntrate en ella para conocer parte de su encanto. El resto deberás verlo por ti mismo.
Que Italia es un destino que nunca defrauda es una realidad. Uno puede viajar una y mil veces, puede volver a lo largo de toda su vida que siempre se maravillará de este país como si fuera la primera vez. Y Sicilia no es la excepción. Sicilia es Italia, es cierto, pero qué Italia. Estar en Sicilia es estar en otro mundo, en una encrucijada entre el África tunecina y la Roma de los grandes emperadores.
Sicilia es uno de esos destinos en los que hay que perderse entre sus calles, en sus caminos, entre su gente. No se puede estar en Sicilia y no pararse a hablar con las señoras en el mercado de Palermo o dejar que tu piel se te erice mientras que Isabella (o cualquier otra) te cuenta su infancia en Nicolosi, en la ladera del Etna. Esta isla volcánica ofrece estampas muy singulares. Uno puede respirar el azufre de sus volcanes (he nombrado al Etna pero el Estrómboli no deja de escupir sus entrañas) pero también la intensidad de las flores de sus campos o sentir la sal de sus playas de ensueño. Dejarse abrazar por la brisa o sentir el polvo que dejaron los griegos en el mayor conjunto de templos de esta época que se conserva en pie.
Sicilia es una paleta de colores. El azul es el mar de la Isola Bella. El blanco radiante e impoluto es la roca que acaricia suave pero imponente en la Scala dei Turchi. El rosa es el cielo que la contempla. El negro es el rastro que los volcanes de la isla han dejado en sus raíces. El rojo el magma que bombea dentro de cada uno de ellos. El naranja es una puesta de sol en Palermo, en Siracusa o en Taormina. El ocre son las columnas de sus templos, pintadas con el recuerdo de quienes se arrodillaron junto a ellas. El verde son los árboles que insuflan oxígeno por sus arterias. Ragusa, Noto, Catania, Trapani... cada uno tiene uno y mil colores.
Sicilia, sin duda, merece la pena. Un sitio que te sorprenderá de muchas formas. A veces, cuando aún no la conoces, te genera primeras impresiones que no siempre son buenas. Pero lo mejor de todo es que cuando sales de allí cada una de esas impresiones se ha convertido en un motivo para volver.
Por eso, si no has ido nunca, desde aquí te animo a conocerla y a dejarte empapar por su esencia.
De sobra es conocido por todos los viajeros que Alemania es uno de los principales destinos europeos, tanto por su historia como por la belleza de muchos de sus pueblos y ciudades. Si bien, hay un lugar, allá en el sur, casi en los límites del país en algunos puntos, donde uno puede perderse en una Alemania diferente, una Alemania que parece sacada de uno de los cuentos de los Hermanos Grimm. Una Alemania de fantasía muy distante de la crudeza de la historia o de los edificios que encontramos en otras áreas del país. La Selva Negra. No es que estemos hablando de una desconocida pero sí que es cierto que el mayor flujo de turistas se dirigen quizás a zonas más cercanas a Berlín, Munich, Hamburgo... Pues bien, uno no conoce Alemania hasta que no se ha perdido en los bosques de esta particular selva, no ha admirado sus lagos o ha paseado por pequeños pueblos de casitas que parecen decorados de películas (Gengenbach, de hecho, presume de haber sido escenario de Charlie y la fábrica de chocolate, de Tim Burton). Una Alemania de gente abierta y cercana, de paisajes increíbles y cascadas que rugen. Una Alemania donde toda la magia parece posible.
¿A qué esperas para vivirla también tú? ¡No dejes que otros te lo cuenten!
Castilla es y ha sido siempre, una de las comunidades de España que más historia tiene a sus espaldas. Conocida en el mundo entero gracias a Cervantes, sus tierras están impregnadas aún por el aroma del caballero andante y el viajero puede rememorar en ellas cada una de las aventuras de Don Quijote. Pero Castilla alberga en su interior mucho más y a veces pasa desapercibida.
Es un destino asequible, en el que podrás sumergirte en las raíces de España, pasear por los castillos que pasearon reyes y príncipes; quedarte hipnotizado mirando las aspas de cada uno de los molinos que dibujan su horizonte; ser un caballero en Toledo y blandir tu propia Espada; perderte en sus parques naturales y respirar el aire puro.
Si aún no la conoces, no te lo pienses más y adéntrate en la aventura.
Canterbury es una importante ciudad situada en el condado de Kent, al sur de Inglaterra. Su proximidad al mar y su condición de sede de la iglesia anglicana la han convertido en un lugar lleno de historia. Muchos son los pueblos que fueron poblando la tierra que hoy ocupa Canterbury y muchos los resquicios que estos han ido dejando y que sirven de deleite para todo visitante.
Viajar a Canterbury es viajar al pasado. Muchos son los atractivos de esta ciudad llena de vida. Quienes se adentran en sus calles descubren que aún se conservan muchos edificios medievales. Las vigas de madera todavía asoman en muchas de sus fachadas y los canales que atraviesan sus arterias bombeando el agua del río Stour llenan de vida este típico enclave inglés.
Canterbury es, para quien no la conoce, una caja de sorpresas. Muchos son los nombres relevantes que hoy podemos vincular a este lugar. Entre ellos destacan Marlowe, Chaucer o Thomas Becket. Todos ellos protagonistas de páginas y páginas y, en muchos casos, autores de esas mismas.
Sin duda, sobran los motivos para acercarse a esta ciudad.
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