En primer lugar, no entres sin pararte a observar todos los detalles de la puerta que da acceso a la misma. Una vez dentro, pasea por los jardines, por el claustro... (esto se puede visitar de manera gratuita si se entra media hora antes de su cierre). En el interior, no te vayas sin pararte a ver el monumento al martirio de Thomas Becket y a descubrir parte de su historia. Encuentra también entre las tumbas que allí se encuentran, la del príncipe negro, Eduardo de Woodstock. Además, baja a las criptas y déjate envolver por el ambiente que las rodea.
Escondida y en pleno centro se encuentra lo que queda en pie de lo que fuera el primer convento que los franciscanos tuvieron en Inglaterra. Es una pequeña capilla en la que aún hoy se puede entrar a orar y apartarse, por unos minutos, del bullicio que se respira a tan solo unos metros de allí. Erigida sobre el río, desde su base se abre una trampilla por la que en su día hacían llegar alimentos a los que se encontraban en su celda. Para llegar a ella hay que tomar Stour St. desde High St. Llegados a un punto, encontrarás un portón y un dibujo en la pared donde se lee Greyfriars. Aunque parezca una propiedad privada, si entras darás a unos jardines en los que se encuentra la capilla. El horario no suele ser muy amplio.
Es la única puerta medieval de entrada a Canterbury que aún se conserva entera. Está ubicada junto al río y da entrada a la calle principal. Puedes visitarla, subir a lo alto y admirar las vistas del centro y la catedral desde allí y al salir, puedes tomar una copa en el pub que hay en la misma torre.
Canterbury tiene varios jardines que invitan adentrarse en ellos. El más bonito quizás es éste. Junto a la antigua entrada oeste de la ciudad y atravesado por el río Stour, este jardín bien cuidado y lleno de flores es un paraíso en medio de la ciudad. Lo que comienza siendo casi un paseo se abre a un gran parque. No puedes estar en Carterbury y no dedicarle unos minutos a este sitio.
Varias son las empresas que organizan paseos por el río (ya sea en barcas o en góndolas). Quizás, la más recomendable sea http://www.canterburypunting.co.uk/. Ofrecen varias rutas distintas. Te pasean por el río al tiempo que vas imbuyéndote en la historia de esta ciudad. Pasarás por estrechos pasadizos en los que apenas podrás creer que entre tu embarcación. Otras empresas organizan también paseos por parajes más naturales, no tanto en el centro de la ciudad. En todos los casos, es una actividad recomendada.
Esta abadía data del siglo VI y fue fundada por San Agustín de Canterbury. A día de hoy quedan poco más que sus ruinas pero es un lugar interesante que ha sido testigo de hitos importantes en la historia de Inglaterra y que fuera construida cuando la evangelización llegó al sur del país. Abre de miércoles a domingo y el precio de la entrada ronda las 6 libras. Pese a no ser el primer destino a visitar en la ciudad, es un espacio recomendable si pasas aquí varios días.
St. Martin church es una iglesia a la que se puede llegar paseando desde la catedral (las separa aproximadamente 1 km de distancia). Se trata de la iglesia más antigua de Inglaterra. No es muy grande y quien haya paseado ya por la ciudad no se sorprenderá de ver tumbas junto a las iglesias, si bien, algunas de ellas son muy antiguas y el paso del tiempo ha ido quedando marcado sobre la roca de manera excepcional. Si llegas hasta este punto, no dejes de entrar en su interior y observar la maravillosa pila bautismal y si hay por allí algún clérigo, pregúntale por la historia de este lugar o por alguna curiosidad. La charla no tendrá desperdicio.
Este autor inglés, coetáneo de Shakespeare, nació en Canterbury. Descubre todas las leyendas que figuran en torno a su figura y disfruta de un espectáculo en este recinto que lleva su nombre. En el descanso, toma algo en su cafetería y disfruta de las vistas. Si cuando salgas ha oscurecido, no dejes de elevar la vista al cielo para observar las luces de colores que salen del teatro.
Si has ido hasta el teatro, descubrirás que junto a él se encuentra una escultura de una máscara gigante, obra de Rick Kirby inspirada en una de las obras de Marlowe. Su nombre real es Bulkhead y no puedes irte de Canterbury sin asomarte por sus ojos y hacerte una foto con ella.
Si antes recomendaba dar una paseo por el río, encontrar a Alluvia es parte del atractivo de una de las rutas. Si tomas las barcas que se encuentran junto a la puerta oeste, disfrutarás de un bonito paisaje entre jardines, árboles y flores pero, además, podrás encontrar bajo las aguas y si lo permite la vegetación que, sobre todo en primavera se forma en el fondo, la escultura de dos mujeres. Se trata de Alluvia, obra de Jason deCaires Taylor, escultor famoso por sus obras submarinas. También desde el borde del río es posible vislumbrarlas en ocasiones.
Canterbury tiene, además de su famosa catedral, distintas iglesias tanto en la ciudad en sí como en los alrededores. Piérdete por sus calles y trata de toparte con algunas de ellas. Aquí te dejo algunos de sus nombres: St. Dunstan, St. Thomas o St. Mildred.
Esta calle, arteria que atraviesa el corazón de Canterbury, está llena de tiendas para todos los gustos. Además, según el día de la semana, podrás pasear por los puestos del mercado que se monta y comprar fruta o algunos souvenirs.
El campus universitario de Canterbury parece casi tan grande como el mismo centro de la ciudad. Está algo retirado y, aunque se puede llegar fácilmente en autobús, una buena opción para quienes les guste el senderismo es ir caminando hasta él. Perdiéndose por los caminos que discurren por el campo (acompañado quizás de algún oriundo de Canterbury) irás viendo cómo se aleja la catedral y te envuelve la típica pradera inglesa. El recinto universitario es moderno y está lleno de jardines. El reto es encontrar el laberinto que hay adornando uno de ellos. Se trata de un laberinto dibujado en el suelo pero quien haya llegado hasta él podrá decir que conoce uno de los secretos escondidos de esta ciudad. Otro dato curioso es que tomando el camino para volver a la misma, pasarás por el cráter que dejó una bomba en la II Guerra Mundial.
Atravesando la West Gate en dirección a St. Dunstans St. llegarás a London Road. Desde allí, y atravesando las casas que hay a sus espaldas, es fácil llegar al cementerio. El silencio y la soledad de este lugar, acompañados de la multitud de tumbas que lo pueblan, le dan un ambiente sumamente tétrico. Entre las tumbas se encuentra la del escritor Joseph Conrad.
Otro de los pulmones de la ciudad es precisamente este. Unos jardines en pleno corazón por los que pasear y disfrutar de un rato agradable. Situado junto a la estación de autobuses y protegido por la antigua muralla, este espacio ofrece distintas posibilidades. En su interior hay un pequeño cerro al que se asciende fácilmente y que ofrece unas bonitas vistas. Uno puede además, dejarse maravillar por sus flores, el verde que lo rodea todo o las ardillas que juegan entre los transeúntes.
Unido casi a los jardines de Dane John se encuentra el castillo de Canterbury (o lo que queda de él). Mandado construir por Guillermo, el Conquistador, este es uno de los tres castillos normandos originales del condado de Kent (junto con el de Dover y el de Rochester). Aunque hoy día es poco lo que se mantiene en pie, es una visita recomendable. Desde los jardines se puede tomar el camino que recorre la muralla y, al final de la misma, te encontrarás con el castillo. La entrada es gratuita y se permite subir por unas pequeñas escaleras por las que asomarse al patio interior. Hazte tu foto en esa pequeña ventanita.
Hay quien recorre varias veces la calle principal de la ciudad y no se percata de un bonito edificio que hay en la misma. Su fachada llama la atención por sus formas , sus vigas de madera, sus colores y sus amplios ventanales. No todos lo saben pero además de albergar la biblioteca pública, en el interior del edificio puedes visitar el museo real, donde encontrarás objetos históricos, animales disecados y muchas curiosidades más. No es muy grande pero es una visita interesante cuando ya conoces los principales atractivos de la ciudad.
¿Serías capaz de encontrar una momia de gato que fue regalada como símbolo de amor? ¡Adelante!
Otro de los museos que puedes visitar en Canterbury es el museo romano. Situado en Butchery Lane, una de las calles cercanas a la catedral, llena de bares y restaurantes, se encuentra este establecimiento. Sin ser muy grande sí que ofrece una colección de herramientas, armaduras y otro tipo de utensilios de la época romana que te permitirán viajar en el tiempo y comprender un poco más la historia de Inglaterra.
Si hay algo que llena las calles de esta histórica ciudad son los cafés y restaurantes de todo tipo. Puedes hacer un recorrido por el mundo a través de su oferta gastronómica. Italianos, mejicanos, turcos, orientales, marroquíes... Entre mis favoritos, The Old Weavers, donde podrás degustar platos típicos ingleses y además, beneficiarte de un paseo por los canales que atraviesan Canterbury (ofrecen un menú especial que incluye la comida y el paseo). Puedes saborear uno de los mejores cafés en Micro Roastery Coffe House, en St. Margaret's street. Un lugar íntimo donde refugiarse. Merecen también la pena el Boho Café, en High street, el Burgate o el Café Rouge y, sin duda, para quien vaya con niños o quiera dejarse envolver por la fantasía, es indispensable tomar cualquier cosa en Alice and the hatter, ambientado en el mundo mágico de Alicia en el país de las maravillas. Siéntete como el sombrerero tomando el té.
Antes de irte, tómate una pinta en alguno de los pubs más famosos, entre ellos, el Black Griffin , en High Street o The Eight Bells, en London Road.
Como parece estar ocurriendo en muchas ciudades del mundo, la moda del Scape Room ha llegado a Canterbury. Proliferan los locales que organizan juegos para grupos de distinta temática. Especial interés ofrece el que abrió recientemente en la West Gate Tower. Podrás disfrutar no sólo de un juego de escapismo sino de hacerlo, además, en el interior de un lugar emblemático. ¿Te atreves? A la salida podrás disfrutar de una copa en The Pound, un pub dentro de la torre.
Si hay alguien que llevó el nombre de Canterbury al mundo entero ese fue Geoffrey Chaucer con sus famosos cuentos. Por eso, la ciudad está repleta de rincones que hacen alusión a esta obra. Puede ser divertido recorrerla tratando de encontrar algunos de ellos. Aquí te lo pongo fácil. En St. Margaret St., muy cerca de la iglesia del mismo nombre, puedes encontrar una atracción dirigida, sobre todo, a los más pequeños. Se trata de un recorrido por algunos de esos cuentos de la mano de sus protagonistas. Eso sí, quien espere encontrar actores durante toda la actividad, saldrá decepcionado puesto que estos aparecen sólo al comienzo y final. El precio de la entrada ronda las 10 libras.
Como ya comentaba más arriba, Canterbury ha llegado al mundo, entre otras cosas, gracias a la literatura. Pero no sólo Chaucer la eligió como escenario de sus obras. Muchos son los nombres de la literatura universal relacionados con esta ciudad: Joseph Conrad, Christopher Marlowe, Lovelace, Daniel Defoe, Jane Austen o Dickens, entre otros. Precisamente de este último se dice que escribió parte de su obra David Copperfield aquí. Y prueba de ello es que el actual hotel The Sun Inn aparece en la misma como The Little Inn. Encuentra este edificio y la inscripción que habla de esto y, si te apasiona la literatura, busca qué tienen que ver todos los anteriores con la ciudad. De algunos ya te he ido dando pistas en este artículo.
A unos cinco minutos andando de la catedral se encuentra una casa muy pintoresca. Y es que quien llegue hasta ella dudará de cómo el edificio puede mantenerse en pie. Se trata de una casa del siglo XVII famosa porque parece casi un milagro que no se haya caído debido a su inclinación. En la actualidad, se ha construido una estructura en su interior que hace que no se derrumbe pero no por ello deja de ser llamativa. Observa su puerta totalmente ladeada y lee la inscripción que hay sobre ella. Si llegas hasta la casa, no sólo podrás disfrutar de lo extraño de la construcción sino que, además, alberga una librería de segunda mano.
El que fuera un gran molino de agua construido en el siglo XVIII, ardería en un gran incendio en los pasados años 30. Hoy se pueden encontrar restos de lo que fue y tomar algo en un pub construido en el lugar que ocupara este edificio, junto a uno de los brazos del río Stour, donde además, pueden verse fotografías antiguas y conocer algo de la trágica historia de este lugar.
Y para los más aventureros, cruzando la carretera, se puede entrar en un pequeño bosque que sigue la senda del río. Sólo quienes mejor conocen la ciudad habrán encontrado un banco construido y tallado sobre un viejo tronco de madera. Siéntate, respira hondo y deja que el sonido del agua y los pájaros te acompañen durante un rato de paz.
Canterbury está poblada de distintas esculturas que esconden curiosas historias. Una de las últimas es la que se creó en honor a Chaucer. Entre los rostros que aparecen en ella, al parecer, se puede reconocer a distintos personajes o vecinos de la ciudad. ¿Cuántas más eres capaz de encontrar?
Estas han sido algunas ideas pero no es lo único que puedes hacer aquí. Canterbury es una ciudad llena de vida que ofrece multitud de posibilidades. No tengas miedo de adentrarte en ella, de perderte entre los transeúntes, de hablar con su gente y de sentirte parte de la historia de Inglaterra.