Que Bucarest puede contarse como una gran capital europea ya lo sabía. Que sería la ciudad más poblada de Rumanía era de suponer. Y que probablemente tuviese más encantos que lo poco que yo sabía de ella era algo que esperaba. Pero me sorprendió por encima de todo eso. Quizás nuestro entorno más cercano nos ha llevado a juzgar todo lo que viene de Rumanía con una mirada que no se corresponde con la realidad. Quizás el rumano es uno de esos pueblos que aquí hemos estigmatizado como otros muchos. Pero sin duda Rumanía es un país que merece un gran viaje. Una tierra que ha estado siempre rodeada y asediada por grandes imperios y civilizaciones. Desde que los antiguos dacios la pisaran a nuestros días son muchos los que se han enfrentado por hacerse con ella y los que han ido dejando aquí sus huellas. Aquí dejo algunos apuntes sobre su capital. Grandes y pequeños espacios que me sorprendieron y me hicieron maravillarme. No te pierdas ninguno de ellos.
ATENEO RUMANO. Es un hermoso edificio circular en el centro de Bucarest. Recuerda a los grandes templos cuyas formas recuperaban los artistas neoclásicos. Aquí toca la filarmónica de George Enescu. Muchos se conforman con hacerse una fotografía en su fachada pero si por fuera sorprende, más lo hace por dentro. Si tienes la oportunidad de escuchar allí un concierto, no la pierdas pero si no, entra simplemente para visitarlo (te costará poco más de un par de euros y saldrás muy satisfecho). El interior es majestuoso e impresionante. Sube sus escaleras de mármol. Siéntate en las butacas y contempla la historia de Rumanía pintada en frescos en las paredes. Frescos que se conservan porque durante años de comunismo permanecieron escondidos.Sin duda es un lugar de visita obligada.
IGLESIA DE LA ANUNCIACIÓN DE SAN ANTONIO. Se la considera la iglesia más antigua de Bucarest. Allí se confunden los turistas con los bucarestinos que acuden a ella con devoción. Fue construida en el S. XVI aunque sufrió distintas reconstrucciones en el XIX y el XX. Su fachada es representativa del arte de Valaquia, cuyos príncipes fueron aquí coronados durante años. Acércate. Entra, guarda silencio. Pasea por sus jardines y respira parte de la esencia de la ciudad.
PARLAMENTO DE RUMANÍA. Se trata de un edificio mastodóntico, el edificio civil más grande del mundo. Fue el gran sueño de Nicolae Ceaușescu, que lo bautizaría como la casa del pueblo, que quiso con él hacer alarde de la grandiosidad de su régimen, y que pretendía dotar a Budapest de algo similar a los Campos Elíseos de París. Su construcción supuso el desalojo y la demolición de miles de personas y un gran número de edificios, entre los que se contaban numerosas iglesias. Hoy resulta un punto imprescindible para cualquiera que visita la ciudad. Es una de esas construcciones que nos llevan a pensar en la ambición que tienen muchos gobernantes de dejar una huella que perdure más allá de sus propias vidas.
PARQUE DE CISMIGIU. Bucarest tiene varios parques por los que pasear y disfrutar de amplias zonas verdes. El de Cișmigiu, situado en el bulevar Regina Elisabeta, es uno de los más agradables. Llega a convertirse en un refugio en medio del caos y las prisas de la ciudad. Allí puedes escuchar los pájaros, sentarte en un banco, maravillarte del entorno o dar una vuelta en barca por el lago. Dentro hay también alguna terraza en la que el descanso puede resultar una delicia.
Parlamento de Rumanía
PEQUEÑA PARÍS. Bucarest es, en contra de lo que muchos puedan imaginar, una ciudad elegante y señorial. El país cuenta en su dinastía cuenta con apenas cinco reyes pero aquellos que reinaron trataron de convertir la ciudad en un ejemplo de belleza y perfección. Así, durante el S.XIX, fueron muchos los que se esforzaron por poblarla de edificios que le harían ganar el sobrenombre de Pequeña París o París del Este. Paseando por algunas de sus avenidas basta con elevar la mirada para darse cuenta de ello y de por qué supuso un reclamo durante el comienzo del siglo pasado.
LA HUELLA DEL COMUNISMO. Pero si algo llama la atención en Bucarest, es la convivencia que hay en la ciudad entre hermosos edificios en amplias avenidas con bloques de hormigón, herencia de los muchos años en los que el régimen comunista gobernaba el país. Algunos de ellos con restos aún de la violencia de la revolución. Unbelievable Bucharest es una empresa que organiza rutas guiadas muy interesantes. Una de ellas recorre precisamente la estela del comunismo. Es una ruta histórica muy recomendable, que te hará partícipe de la crónica más reciente del país y hará que resuenen en tu cabeza algunos de los nombres más significativos de la historia de Rumanía y cómo influyeron en la forma de vivir del pueblo, en sus ansias y en su desarrollo.
CALLEJUELAS PARA PERDERSE. El barrio viejo está lleno de calles que se entrecruzan unas con las otras. La calle Lipscani, una de las más famosas de la ciudad, está ubicada en el centro de este barrio y junto a otras muchas, está llena de restaurantes, tiendas y rincones pintorescos. Uno no puede marcharse de Bucarest sin haberse paseado arriba y abajo por estas callejuelas.
IGLESIAS. De Rumanía se dice que no hay calle en la que no haya, al menos, dos iglesias. Es un pueblo creyente que conserva muchos de los ritos religiosos que en otros lugares han ido quedando atrás. Gran parte de esas iglesias son ortodoxas. Bucarest está llena de ellas. Visita alguna y fíjate en todos los detalles. Entrar en estas iglesias es también entrar en el corazón de la ciudad y de sus gentes.
Iglesia Stavropoleos
Edificios con señales de la revolución
Calle del barrio viejo
Librería Carturesti
MUSEOS NACIONALES. En varios puntos de la ciudad se pueden encontrar amplios palacios ahora convertidos en museos. Entre ellos destacan el de arte y el de historia natural pero son solo dos ejemplos de la amplia oferta que la ciudad ofrece en este sentido.
LIBRERÍA CARTURESTI. Ubicada en la calle Lipscani, en el corazón del barrio viejo de la ciudad, es un lugar casi de obligada visita, sobre todo para los amantes de los libros y las librerías. Es un ejemplo perfecto de cómo convertir un edificio antiguo en un negocio que oferte no solo mercancía sino una imagen, un concepto. Entrar en esta librería es una experiencia casi sensorial. Se te van los ojos a cada rincón, no puedes sino maravillarte de cuanto encuentras. Puedes también oler las páginas de cientos y cientos de volúmenes. Tocar las barandas de las blancas escaleras y dibujar con tus dedos su camino zigzagueante. Piérdete en el murmullo de tantas y tantas historias que cobran vida en aquel momento. Sin duda, un espacio único y una de las librerías más hermosas de Europa.
PLAZA DE LA REVOLUCIÓN. Es otro de los espacios más amplios de la ciudad y desde el que recordar a quienes perdieron la vida, sobre todo, durante los últimos días de esa revolución que acabó con el derrocamiento y la muerte de Ceaușescu. En la plaza se encuentra el que fuera palacio presidencial durante el régimen, hoy ocupado por el senado, y un enorme obelisco conmemorativo.
HANUL MANUC. Uno de los edificios con más historia de la ciudad. Hoy es hotel y restaurante pero en su día fue una posada cuyo patio interior se convirtió en un punto clave para el comercio, que al estar resguardado, evitaba la presencia de ladrones y otros maleantes. Está justo enfrente de la Iglesia de San Antonio y en su entrada conserva aún parte del pavimento compuesto por adoquines de manera que se incrustaban en el suelo (y que durante siglos facilitaron los incendios y otros problemas a los que Bucarest tuvo que hacer frente). Es un sitio interesante, aunque solo sea para curiosear un rato.
Plaza de la revolución
Antiguo pavimento de madera
PASAJE VILACROSSE. Se trata de un pasaje construido en el S. XIX para unir la calle Victoria con el Banco Nacional de Rumanía. Hay dos accesos diferentes que conectan en una zona central. El techo está hecho de hierro forjado y vidrio y el interior del pasaje está lleno de restaurantes, pubs y otros locales abiertos al público.
TEATRO ODEON. Es uno de los puntos de interés cultural más relevante de la actualidad de Bucarest. Se encuentra situado en la calle Victoria.
SEDES DE LOS BANCOS. Si se dice que en cada calle de Bucarest hay al menos dos iglesias no faltan quienes añaden “y un banco”. Algunos de ellos están ubicados en enormes y grandiosos edificios junto a los que merece la pena pasear.
CASA CAPSA. Situada muy cerca de la calle Victoria, fue la primera confitería montada en Bucarest y sus creadores los primeros en introducir los helados en Rumanía. Los hermanos Capșa llegaron a tener tal reconocimiento que muchas casas reales les encargaban a ellos los dulces. Hoy puede ser una parada en el camino y una oportunidad para probar bocado y reponer fuerzas.
EDIFICIOS DE ESTILO BRANCOVENESC. Si haces una ruta a pie por Bucarest te quedarás mirando las fachadas de muchas de las construcciones que encuentres en el camino y si vas con alguien de la ciudad probablemente acabes preguntándole “¿Esto qué es?”. Y es que muchos de los edificios de la zona céntrica tienen un estilo arquitectónico único en el mundo, que proviene de la época de la antigua Valaquia y que llama la atención. Este estilo parece mezclar elementos bizantinos, renacentistas, venecianos e islámicos. Piérdete por las calles de Bucarest y trata de encontrar algunos ejemplos de ello. El paseo habrá merecido la pena.
Pasaje Vilacrosse
Teatro Odeon
Casa Capsa
Estilo Brancovenesc
CALLE CON PARAGUAS DE COLORES. De hace un tiempo a esta parte parece que se han hecho virales en algunas redes las fotografías de calles cubiertas con paraguas de colores. Bucarest tiene la suya propia. Se trata del pasaje Victoria, situado en la calle del mismo nombre. En el interior hay un par de locales en los que tomar algún refrigerio. Pero si lo que quieres es la foto, acércate y no te vayas sin ella.
PALACIO DE LOS TELÉFONOS Y ANTIGUO TEATRO NACIONAL. Situados en la avenida Victoria. Del primero se puede decir que es el edificio más alto de Bucarest y durante años un lugar estratégico para las comunicaciones. Este hecho es precisamente el que hace que el que fuera Teatro Nacional, situado justo al lado y hoy sede de una famosa cadena hotelera, fuera bombardeado por un error de unos metros en 1944.
CORDIALIDAD. Bucarest tiene estas y muchas más cosas pero he querido acabar este artículo dedicándolo a la cordialidad de las personas que he ido encontrando en el camino, muy parecidas en su carácter al que suele describirse como carácter mediterráneo. Todas y cada una de las que me fui cruzando desde el primer momento, no solo en la capital sino a lo largo de todo el país, fueron siempre sumamente cordiales y agradables. Personas sencillas, cercanas y de buen trato. Personas que acogen e integran. Que se sorprenden, en ocasiones, de que haya turistas que empiecen a interesarse por su tierra. Una tierra que aman pero que les trae también recuerdos relativamente recientes de épocas difíciles. Personas que, precisamente por eso, saben tratar a las personas de cara a cara, con ternura y sin artificios.
Palacio de los teléfonos
Pasaje Victoria
Señora