A través de la voz inocente de una niña, la autora de este libro nos muestra cómo el mundo se va dibujando y adquiriendo sentido entre las cuatro paredes de un harén. La protagonista, una pequeña que vive en Fez durante los años en los que Marruecos gana la independencia y crece al mismo tiempo que la semilla de la que germinará ésta, trata de comprender lo que significa verdaderamente la palabra harén.
Es un relato tierno y lleno de fantasía en ocasiones en el que una pequeña intenta comprender el mundo de los adultos, un mundo que le resulta demasiado confuso, del que no es capaz de unir las piezas del puzzle y en el que las relaciones parecen mucho más complicadas de lo que lo son durante los primeros años de la vida. Conforme va creciendo va haciéndose más preguntas. El harén, "lo prohibido", es algo que la inquieta. Quiere saber qué es eso que está prohibido, por qué lo está, por qué el mundo de los hombres y el de las mujeres son tan diferentes y cuál es, precisamente, el papel de una mujer. En ese descubrimiento irá encontrando su propio potencial, aprenderá a soñar a lo grande para que nada se le resista y mantendrá una continua lucha entre lo que le piden sus instintos más profundos y lo que tratan de imponerle.
Este libro es una pataleta en contra del sistema establecido en muchos países del mundo árabe, sobre todo si nos trasladamos unos años atrás. Pero es también una muestra de los cambios que se van dando en un país que lucha por ser él mismo en
una sociedad moderna pero que no quiere perder sus tradiciones. Presenciamos un pulso entre el miedo a perder el poder y la supremacía patriarcal de unos hombres acostumbrados al absolutismo de un mundo que creen que les pertenece y las ansias de libertad del ser humano, sobre todo de aquel que se siente encerrado pero que sabe que nadie puede quitarle lo único capaz de romper todas sus cadenas, incluso cuando el peso de estas le impiden moverse, los sueños.
Las mujeres son, nuevamente, las protagonistas del relato de Mernissi y, como en Marruecos a través de sus mujeres, son ellas quienes nos acercan a un país lleno de misterios. La lectura de este libro supone un viaje en el que cada uno podemos recordar cómo, de un modo u otro, fuimos descubriendo el mundo de los adultos en el que nos precipitábamos al crecer y del que, en muchos casos, nos negábamos a formar parte. El sexo, las luchas de poder, la sensualidad, la persuasión, las relaciones humanas, la manipulación, la política, las pequeñas transgresiones, la capacidad de adaptarse y otras muchas realidades que forman parte de nuestra vida de manera consciente cuando dejamos atrás la infancia son las que la protagonista irá descubriendo a medida que pasen los capítulos y, con ellos, sus días, entre tías, primas, hermanas, vecinas...
Sueños en el umbral es un canto entonado por un grupo de mujeres que han construido su propio mundo tras las puertas cerradas que las separan de la calle. Pero es un canto hermoso, esperanzador y lleno de vida.
Quisiera acabar este pequeño artículo con las palabras de la tía Habiba, quizás quien con más ahínco trate de convencer a esta niña de que el harén, igual que la libertad, está por encima de los límites físicos que nos imponen.
"Dignidad es tener un sueño, un sueño fuerte, que te dé
una ilusión, un mundo en el que tengas un lugar, en
el que cuanto hayas de aportar se importante.
Estás en un harén cuando el mundo no te necesita.
Estás en un harén cuando lo que puedes aportar nada importa.
Estás en un harén cuando lo que haces es inútil.
Estás en un harén cuando el planeta gira contigo
encerrada hasta el cuello en desprecio y abandono.
Sólo una persona puede cambiar esa situación y
conseguir que el planeta gire de otra forma; y esa
persona eres tú.
Si plantas cara al desprecio y sueñas con un mundo
distinto, la dirección del planeta podrá cambiar.
Pero tendrás que evitar a toda costa interiorizar el
desprecio que te rodea.
Cuando una mujer empieza a creer que no es nada, los
gorrioncillos gritan.
¿Quién los defenderá en la terraza si nadie sueña con
un mundo sin hondas?".